Las lesiones deportivas que la práctica de la danza
profesional o amateur puede ocasionar. Estas lesiones se asocian siempre a un
problema en el aparato locomotor y son consecuencia de la práctica continua y
se producen principalmente por tres razones:
Por impacto o choque, ya sea con otro compañero o algún
elemento, causando principalmente contusiones o fracturas.
Por un mal gesto o movimiento forzado (esguinces,
luxaciones, etc.)
De forma intrínseca, siendo el propio aparato locomotor el
que produce su lesión (problemas musculares y de tendones).
Pero estos mecanismos de lesión son
concretos y provocan lesiones agudas al bailarín pero también se pueden sufrir
lesiones crónicas tanto por degeneración como por sobrecarga. Por otro lado
este artículo no pretende tratar todas las posibles lesiones que se pueden dar
en aquellos que practican la danza ya que sería muy extenso y por ellos non
centraremos en aquellas que se pueden producir en el miembro inferior, haciendo
hincapié en rodilla, tobillo y pie.
2.
Lesiones del muslo
Generalmente son lesiones tanto de la
musculatura de los cuádriceps como de los inquisitoriales En ellos son muy
frecuentes las contusiones y las roturas fibrilares de mayor o menor
intensidad.
Contusión muscular: Son producidas por el golpe directo de una
superficie dura sobre el muslo, que produce un hematoma o moratón que, de
acuerdo con su tamaño o localización genera una impotencia funcional que puede
ser importante. El tratamiento pasa por la aplicación de hielo sobre la
contusión, y estiramientos forzados de la musculatura. Cuando el músculo permite
el máximo estiramiento, se puede considerar solucionado el problema. En danza
no son muy frecuentes ni graves las contusiones debido a que generalmente los
golpes suelen producirse al chocar contra el suelo.
Rotura fibrilar: Es una lesión muscular intrínseca que aparece
con frecuencia en la parte posterior del muslo. Aparece de forma brusca y como
un golpe seco en la zona afectada, lo que supone una impotencia funcional
importante, por lo que la práctica de la danza es prácticamente imposible
mientras dure esta lesión. El periodo de curación nunca es inferior a tres
semanas. El tratamiento consiste en un reposo de actividad deportiva y
posteriormente realizar ejercicios dinámicos largos y continuados, añadiendo
estiramientos pasivos y mantenidos de la zona afectada. Muchos bailarines
suelen sufrir este tipo de lesión por múltiples razones: mala recepción en
salto, cambios bruscos en el tono muscular, sesiones de trabajo demasiado
intenso, etc.
3.
Lesiones de rodilla
Es una zona en la cual las lesiones son
frecuentes y de importancia para el futuro de cualquier bailarín ya que puede
determinar la carrera de cualquier intérprete. Habitualmente suelen darse
lesiones meniscales, ligamentosas y de la articulación femorrotuliana.
Lesiones meniscales: Los
meniscos, al ser estructuras semiblandas, tienen una función amortiguadora
entre los cóndilos femorales y las mesetas tibiales. Generalmente una lesión de
menisco suele acarrear dolor al apoyar sobre la rodilla y sobre todo al
flexionarla, pero una lesión de mayor gravedad provoca la inmovilización total
de la articulación. Es un tipo de lesión muy grave pero que hoy día es
fácilmente operable por una artroscopia por lo que se reduce mucho el tiempo de
inactividad. No solamente se producen roturas de menisco (interno o externo)
sino que también pueden sufrirse pinzamientos, inflamaciones o producirse una
lesión degenerativa. El tratamiento frente a esta lesión puede pasar por la
artroscopia o bien si esta no es necesaria tras ser recuperado el menisco es imprescindible
reforzar el cuádriceps con trabajo de pesas. Estas lesiones pueden sufrirlas
los bailarines a consecuencia de movimientos bruscos que son muy frecuentes en
cualquier composición, giros bruscos o excesivos, etc.
Lesiones ligamentosas: Este tipo
de lesión puede afectar a ligamentos laterales, ligamento cruzado anterior y
posterior. Una lesión de estos ligamentos es igual de grave que una lesión
meniscal y generalmente suelen producirse de manera combinada. Producen dolor
agudo, acompañado de inflamación parcial de la rodilla. Es reconocible
fácilmente porque se produce una inestabilidad de la rodilla hacia el lado
contrario de la lesión. Puede producirse una rotura (total o parcial) o una
distensión. Hay distintos tipos de tratamiento que pueden ser: la
inmovilización a través de escayola, pero si se trata de rotura puede ser
necesaria la intervención quirúrgica, acompañada de rehabilitación mediante
trabajo de la musculatura isquiotibial y de los cuádriceps. Estas lesiones de
ligamentos pueden producirse a causa de movimientos bruscos y forzados tanto
laterales como anteroposteriores, muy frecuentes en la práctica de una
actividad como la danza.
Lesiones rotulianas: Pueden darse
a veces por alteraciones morfológicas de la rodilla con desviaciones muy
marcadas de los ejes de las piernas, lo cual no puede aplicarse a la práctica
de la danza, pero si por el desarrollo de esta en superficies poco
recomendables. Pueden producirse luxaciones, cuando los ligamentos fijadores de
la rótula sufren rotura, la cual se solucionaría en principio estirando
pasivamente la pierna; y subluxaciones cuando la rotura ligamentosa no es
completa cuya recuperación sería con fijación externa y desarrollo muscular
específico, aunque si bien esto depende del grado. En los bailarines una de las
lesiones típicas es una inflamación del tendón rotuliano (tendinitis), que es
causada por la acumulación de solicitaciones bruscas del tendón debido a
continuos saltos.
4.
Lesiones de tobillo
Es una de las articulaciones que más se
lesiona, debido a que soporta grandes presiones cuando los movimientos de todo
bailarín se sustentan fundamentalmente en el miembro inferior. Pueden ser de
distintos tipos: ligamentosas, tendinosas y musculares.
Lesiones ligamentosas: La principal
y más importante lesión ligamentosa del tobillo es sin duda el esguince de
tobillo, que por otro lado es la más frecuente en la práctica de la danza. El
tobillo realiza un movimiento de flexión y extensión del pie (muy utilizado en
danza). Además también tiene unos ligeros movimientos de lateralidad. Ocasiona
dolor, tumefacción por lo que ocasiona una impotencia funcional. Al practicar
distintos movimientos, pueden producirse giros bruscos de la articulación,
siendo los más frecuentes desde fuera hacia dentro, debido a distintas
situaciones como pisar a un compañero u otro objeto, un mal apoyo o una mala
recepción de un salto. Pueden clasificarse estos esguinces en distintos grados:
elongación simple de algún haz ligamentoso, rotura parcial o rotura total del
paquete ligamentario. Según el grado del esguince la recuperación será mayor o
menor, llegando a la intervención quirúrgica en caso de rotura total, aunque
generalmente se suele aplicar hielo para posteriormente inmovilizarlo a través
de vendaje compresivo y una vez recuperado realizar movilizaciones progresivas
acompañadas de trabajo muscular de la pantorrilla.
Lesiones tendinosas: El tobillo
posee numerosas conexiones tendinosas que unen músculos de la pierna con los
huesos del pie. La más importante lesión que puede producirse es la tendinitis
de Aquiles, que a pesar de que este tendón es uno de los más fuertes del
cuerpo, recibe gran cantidad de presiones intensas y rápidas. Puede sufrir una
inflamación debida a sobrecargas de esfuerzos repetidos (habituales en los
saltos) o también por un uso de calzado incorrecto o bien por practicar danza
en una superficie excesivamente dura. Con esta lesión aparece un dolor muy
localizado que puede llegar incluso al pie, que disminuye al calentar la zona
implicada pero que aumenta al cesar la actividad y que a largo plazo provoca
impotencia funcional. Suele producirse un engrosamiento muy claro del tendón.
El dolor provoca principalmente la imposibilidad de la flexo-extensión del
tobillo. Normalmente esta lesión es tratada aplicando hielo tras el ejercicio,
estirando el tendón durante 45’ y evitando realizar saltos y ejercicios
explosivos, llegando en extremo a las infiltraciones e incluso la reparación
quirúrgica.
Lesiones musculares: Resaltan
dos, que son la rotura fibrilar del gemelo y el síndrome compartimental. La
rotura fibrilar del gemelo aparece al sufrir repentinamente un dolor vivo,
punzante y brusco en la parte posterior de la pantorrilla y que puede afectar
generalmente a bailarines poco entrenados, que no han realizado un buen
calentamiento previo o en músculos hiperfatigados. El dolor en los bailarines
que lo sufren aparece por la contracción del gemelo (ponerse de puntillas) y se
acompaña de una impotencia funcional (casi siempre gran cojera). El tratamiento
es simple, reposo y tras la desaparición del dolor, una reintegración lenta a
la actividad. El síndrome compartimental tiene origen en la hipertrofia que
sufren los músculos tibiales y peróneos, que son comprimidos por la fascia
muscular que no puede distenderse más. Para que esta lesión aparezca en un
bailarín el sobreuso y la fatiga debe ser exagerado. Para solucionarlo es
necesaria la intervención quirúrgica.
5.
Lesiones del pie
En realidad todas las presiones que
recibe el tobillo recaen finalmente sobre el pie. Son muchas las personas que
sufren anomalías en esta región y que de no corregirse a tiempo podrían generar
una patología posterior que condicione cualquier tipo de práctica deportiva. En
especial los bailarines son un foco de población que sufre cualquier tipo de
lesión en esta parte. A continuación veremos algunas de las lesiones más
frecuentes en orden de talón a dedos.
Dolor en el talón o talalgia: Se trata
de una inflamación del cartílago del calcáneo, llamado cartílago del
crecimiento, por lo que es difícil encontrarla en bailarines profesionales, ya
que están completamente desarrollados, pero si es frecuente encontrarla en
aquellos bailarines jóvenes que están empezando y que no se han desarrollado
completamente. En los adultos puede aparecer en forma de irritación del
periostio del calcáneo o bien por inflamación de la almohadilla grasa del talón
o de la bolsa serosa del tendón de Aquiles. Su solución pasa por el uso de
almohadillas protectoras, las taloneras que permiten la amortiguación de
cualquier impacto con el suelo, llevando la carga del peso hacia el antepié.
Fractura del 5º metatarsiano: El borde
externo del 5º metatarsiano del pie es una zona donde confluyen tanto
estructuras tendinosa como ligamentosas, lo que indica que se va a provocar
fuertes tracciones bruscas y repetidas, además del apoyo del pie. Las causas
más comunes de lesión por aquellos que practican danza son la sobrecarga o el
estrés, especialmente en aquellos que practican ballet o danza clásica. La
recuperación siempre es complicada por la dificultad de consolidación del hueso
ya que hay poca sangre; en consecuencia hay que recurrir a la inmovilización y
sobre todo la descarga total de la zona hasta la solución de la rotura (4 o 5
semanas).
Fascitis plantar: La fascia ocupa la parte media de la planta
del pie y puede irritarse por la repetición de movimientos de rotación, sobre
todo anterior, provocando dolor. Esta lesión se asocia a una causa específica
como pueden ser los pies cavos (mucho puente) o en poblaciones específicas como
los bailarines, por eso hay que tener en cuenta el nivel de práctica de la
danza y la especialidad que se practica. Se puede solucionar a través de un
trabajo específico de prensión y de arrastre con los dedos del pie; por otro
lado también se pueden usar plantillas que eviten los movimientos de rotación
anterior del pie.
Metatarsalgias: Las metatarsalgias son un problema de
hiperpresión y exceso de apoyo en la cabeza de algún metatarsiano, siendo más
frecuente en mujeres que en hombres. Ocasiona un dolor tan vivo que puede
impedir el apoyo total del pie y no tiene solución hasta que se elimina
totalmente la presión sobre la cabeza metatarsial irritada. Esta lesión es muy
típica en los bailarines ya que la mayoría de ellos realiza su trabajo con pie
descalzo o con muy escasa protección. Podemos combatirla colocando una
plantilla gruesa que deje abierta la zona dolorosa.
Deformación de la articulación del dedo gordo del pie: Esta
patología, junto con otras de la misma familia (en otros dedos) es el producto
de un inusual estrés y un esfuerzo aplicado al pie mientras se realizan
disciplinados movimientos trabajando sobre la zona: un ejemplo claro es el
trabajo continuo de los bailarines de ballet clásico de puntillas. Con esto
podemos ver que existe una alta relación entre desarrollo de esta deformación y
la danza. Los cambios producidos por la deformación se presentan principalmente
en forma de bunión o de “hallux-valgus”. Las causas son tres principalmente: 1)
el entrenamiento temprano sin desarrollo de los músculos intrínsecos y
extrínsecos del pie, lo que produce una laxitud de los ligamentos
(“hallux-valgus”); 2) la continua carga del peso sobre el mismo punto; 3) la
forma en que se llega a presionar la punta del calzado. Estas lesiones pueden
llegar a cortar la carrera de un bailarín.
6.
Prevención
En un principio, para poder prevenir este
gran número de lesiones, sería necesario una serie de adaptaciones, que pueden
ser de varios tipos: músculo-esqueléticas, para evitar posibles trastornos
esqueléticos y desviaciones de espalda; adaptaciones cardiocirculatorias ya que
durante el esfuerzo continuo que se realiza practicando danza, tanto la bomba
cardíaca como el torrente sanguíneo reciben un gran incremento de las
necesidades por parte del organismo; adaptaciones respiratorias. Pero hay que
tener en cuenta otros tipos de prevención de lesiones a la hora de practicar la
danza como son: los
vendajes o “taping”. Se trata de un vendaje funcional preventivo que
permite la máxima libertad posible de movimiento articular de manera que limite
solamente el movimiento que sea doloroso, o reduciendo la inestabilidad, pero
el impedimento que tiene el “taping” es que los bailarines pasan mucho tiempo
actuando o en gira y durante estas actuaciones en público no es posible su
utilización y por ello complican cualquier recuperación. Otra opción son las protecciones
artificiales, ya sean hombreras, tobilleras, rodilleras, etc. Otro aspecto
a tener en cuenta para las lesiones de los bailarines es su alimentación ya que los
bailarines profesionales tienden a estar más desnutridos que cualquier otro
atleta y esto hace que la recuperación de las lesiones sea más lenta y difícil.
Para ello sería necesario una alimentación más equilibrada o que contenga
suplementos nutricionales de minerales (hierro, calcio, magnesio, potasio…),
vitaminas (C, E, B.), proteínas y aminoácidos.
7.
Conclusión
La danza es una actividad física y
deportiva igual de completa que muchos otros deportes y por ello implica
riesgos similares al de cualquier otra, añadiendo las aptitudes técnicas que
son necesarias para una práctica completa y satisfactoria. Por ello nos hemos interesado
principalmente por aquellas patologías que pueden afectar al miembro inferior
del bailarín, ya que es este sobre el recae la mayor parte de su actividad y es
al fin y al cabo el que mayor desgaste sufre, aunque por otro lado es el que
más desarrollado está en los bailarines. Cabe destacar que las lesiones de este
tipo que anteriormente hemos descrito pueden entorpecer en gran medida su
práctica y en muchas ocasiones cualquiera de ellas puede arruinar la carrera de
uno de estos artistas. Por otro lado queremos exponer que en muchas ocasiones
estas patologías pueden verse agravadas por culpa de los propios bailarines ya
que son ellos mismos los primeros que renuncian a un apropiado tratamiento,
debido a su gran interés y dedicación por la danza, llegando a ocultar estas
lesiones por no perder un buen papel o actuación, siendo esto una nefasta
actitud ya que esto únicamente contribuye a agravar sus lesiones.
fte...